miércoles, 19 de marzo de 2014

Feliz Cumpleaños a tod@s mis amig@s que han cumplido en lo que llevamos de año y a los que les falta un tiempo, consideradlo un adelanto.


 
 

Suena el teléfono, insistentemente. Es un timbre que lacera mis oídos y que ese día, no quiero escuchar. Descuelgo el temible aparato y unas armoniosas y cantarinas voces dicen: ¡¡Feliz cumpleaños!!

¡Dios, por qué no me dejan en paz!, pienso, y en lugar de contestar con acritud, oigo una meliflua voz que emana de mi interior: “gracias, que ilusión, os habéis acordado”.

Cada año el ritual es el mismo, degeneradas las ilusiones en proporción a los años que voy cumpliendo. Pero ¡se acabó! No vuelvo a caer en un “shock agrio” que amarga el carácter y arruga mi frente. Es enriquecedor que todo el mundo se acuerde de mí. Positividad ante la vida ¡Voy a celebrar una gran fiesta!

Convoco a toda la gente a través de las redes sociales: anuncio en facebook, envío masivo de whatsapp y correos a todos mis contactos, con el siguiente mensaje: “Fiestuki” a las 22.00 h. en local alquilado, calle de las Ilusiones, nº 666. Necesario traer “buen rollo” ya que habrá un estupendo ambiente. Barra libre de bebidas, y canapés a tutiplén.

Hemos decorado el local con guirnaldas de múltiples colores, globos, bolas de espejo y una caja con antifaces para los “tímidos” que deseen pasar desapercibidos. También sombreros para vestir con glamour, y abanicos para los calurosos.

No ha faltado la música que nos ha trasladado, con sus melodías, a los guateques de nuestra juventud, y bailado al ritmo de todas las décadas pasadas.

He recordado a una amiga que cumpliendo los 60 le preguntaron cuál era su edad y dijo: “tengo veinte años y cuarenta de experiencia, o sea que soy joven”.  “El seis representa el número del diablo y el cero la tarta que nos vamos a comer para celebrarlo. Entendida esta premisa, hoy puedo cometer dulces diabluras ¿o no?”. ¡Qué simpática!

El local estuvo de lo más concurrido, no faltó nadie. En esta ocasión vinieron los amigos llamados y los que son amigos sin ser llamados y que acuden valorando lo que significas para ellos.

¿Si la fiesta terminó en sexo? No sé, allá cada cual. Una frase extraída de un libro: “Cuando el amor y el sexo coinciden, ¿quién puede temer al tiempo?”. La constancia del tiempo biológico no afecta a todas las personas de igual forma. Lo que importa es que acabamos la “fiestuki” muy felices.

En los albores de un nuevo día y evocando los momentos vividos con mis amigos y la cantidad de besos recibidos, recordé un poema de Catulo:

“Dame mil besos, luego cien. Después otros mil, otros cien. Y cuando lo hayamos hecho mil veces, confundiremos la cuenta. Para que ningún malvado pueda echarnos mal de ojo, conociendo la cifra de los besos”.

© Coral González
 
 
 
 
 
 
Este relato lo escribí el  pasado verano en el que con mi Grupo Fabuladores, combatíamos el calor a golpe de historias. Y por supuesto amigos... Volveré. (Coral)