Sinopsis del libro: "Cuando Rosa Montero leyó el maravilloso diario
que Marie Curie comenzó tras la muerte de su esposo, y que se incluye al final
de este libro, sintió que la historia de esa mujer fascinante que se enfrentó a
su época le llenaba la cabeza de ideas y emociones. La ridícula idea de no
volver a verte nació de ese incendio de palabras, de ese vertiginoso
torbellino.
Al hilo de la extraordinaria trayectoria de Curie, Rosa Montero
construye una narración a medio camino entre el recuerdo personal y la memoria
de todos, entre el análisis de nuestra época y la evocación íntima. Son páginas
que hablan de la superación del dolor, de las relaciones entre hombres y
mujeres, del esplendor del sexo, de la buena muerte y de la bella vida, de la
ciencia y de la ignorancia, de la fuerza salvadora de la literatura y de la
sabiduría de quienes aprenden a disfrutar de la existencia con plenitud y con
ligereza".
Marie
Curie una extraordinaria mujer que luchó por conseguir unos resultados que solo
una mente privilegiada como la suya fue capaz de obtener, y para los que tuvo
que luchar enconadamente ante todas las dificultades que se encontró en aquella
época y que Rosa Montero narra en este libro con una prosa exquisita. La autora
de “La ridícula idea de no volver a verte” realiza un paseo por la vida de la
científica polaca: juventud, amores, hijas, familia. El gran amor de Marie fue su marido Pierre Curie
y en su diario describe esos sentimientos y la añoranza que siente de su
esposo, padre de sus hijas, compañero en sus investigaciones. Una mujer que recibió dos premios Nobel: en Física junto con Pierre en 1903 y en Química, en solitario, en 1911.
Descubrió
y midió la radiactividad. Suyo es también el hallazgo del polonio y el radio. Fue
la primera mujer en Francia en licenciarse en Ciencias en La Sorbona y en tener
una Cátedra.
Marie con sus dos hijas: Irene y Eve |
Pierre y Marie Curie |
Rosa
Montero en su obra establece un paralelismo entre su vida y la de la científica
en respuesta a los sentimientos y anhelos tras el fallecimiento de su marido.
Ambas manifiestan un dolor, que Marie expresó en su diario y Rosa vuelca en su
escritura. Estas son algunas de las frases que me he extraído y transcribo. En mi línea, o sea, las relacionadas con escritura y sentimientos:
“Los
libros nacen de un germen ínfimo, una frase, una imagen, una intuición; y
crecen como zigotos, orgánicamente, célula a célula, diferenciándose en tejidos y
estructuras cada vez más complejas, hasta convertirse en una criatura completa
y a menudo inesperada”.
“Para
poder escribir una novela la historia tiene que guardar burbujas de uno dentro
de tu cabeza. Escenas que son islas de emoción candente. Y es por el afán de
llegar a las escenas que, no sabes por qué, te dejan tiritando, por lo que
atraviesas tal vez meses de soberano e insufrible tratamiento de teclada. De
modo que el paisaje que atisbas al empezar una obra de ficción es como un largo
collar de oscuridad iluminado de cuando en cuando por una gruesa perla
iridiscente y tú vas avanzando con esfuerzo por el hilo de sombras de una
cuenta a la otra atraída como las polillas por el fulgor, hasta llegar a la
escena final, que para mí es la última de estas islas de luz".
“La
característica esencial de lo que llamamos locura es la soledad, pero una
soledad monumental, tan grande, que no cabe dentro de la palabra. En el origen de
la creatividad está el sufrimiento, el propio y el ajeno. El verdadero dolor es
innegable, nos deja sordos y mudos, está más allá de toda descripción, de todo
consuelo. El verdadero dolor es una ballena demasiado grande para ser
arponeada. Y sin embargo, y a pesar de ello, los escritores nos empeñamos en
poner –palabras en la nada-. Todos necesitamos de la belleza para que la vida
nos sea soportable. Dice Fernando Pessoa: la literatura, como el arte en
general, es la demostración de que la vida no basta”.
“La
infancia es el lugar al que no se puede regresar, pero del que nunca se sale.
El “niño” es el padre del hombre, dice Wodsworth. Crecemos como bonsáis torturados
y podados y empequeñecidos por las circunstancias, las convenciones, los
prejuicios culturales, los imperativos sociales, los traumas infantiles y las
expectativas familiares.
El
amor consiste en encontrar a alguien con quien compartir tus rarezas. Todas las
pequeñeces que conforman a una persona. Son nuestra fórmula básica, el garabato
único que cada uno dibuja en la existencia”.
“Para
vivir tenemos que narrarnos; somos un producto de nuestra imaginación. Nuestra
memoria en realidad es un invento, un cuento que vamos reescribiendo cada día;
lo que quiere decir que nuestra memoria es también ficcional.
Cuando
alguien fallece hay que escribir el final de quien muere, pero además el final
de nuestra vida en común. Contarnos lo que fuimos el uno para el otro, decirnos
todas las palabras bellas necesarias, construir puentes sobre las fisuras,
desbrozar el paisaje de maleza. Y hay que tallar ese relato redondo en la
piedra sepulcral de nuestra memoria”.
“La
creatividad es un intento alquímico de transmutar el sentimiento en belleza. El
arte y la literatura son armas poderosas contra el Mal y el Dolor. Las novelas
no los vencen (son invisibles), pero nos consuelan del espanto. Porque no unen al resto de los humanos: la
literatura nos hace formar parte de todo y en el todo, el dolor individual
parece que duele un poco menos. Pero además el sortilegio funciona porque,
cuando el sufrimiento nos quiebra el espinazo, el arte consigue convertir ese
sucio y feo daño en algo bello.
Narro
y comparto una noche lacerante y al hacerlo arranco chispazos de la luz a la
negrura, pero además hay que hacer algo
con todo eso para que no nos destruya con ese fragor de desesperación, con el
inacabable desperdicio, con la furiosa pena de vivir cuando la vida es cruel.
Los humanos nos defendemos del dolor sin sentido adornándolo con la sensatez de
la belleza. Aplastamos carbones con las manos desnudas y a veces conseguimos
que aparezcan diamantes”.
“Morir
es parte de la vida, no de la muerte: hay que vivir la muerte”, dice con
deslumbrante sencillez la Dra. Iona Heath. Los humanos no sabemos qué hacer con
la muerte: grande, impensable, inmanejable, cruel, horrible. Ni siquiera la
pirámide más monumental es suficiente
para defendernos de la muerte, así que además nos hemos rodeado de ritos. La
pena es pura y sagrada y hasta en la muerte puede haber belleza, si sabemos
vivirla”.
Rosa
es gran aficionada a las biografías: "son como cartas de navegación de la
existencia que nos avisan de los escollos y bajíos que nos esperan. Infamia,
juventud y madurez abarcan un montón de hojas. Pero llega un momento del relato
de sus vidas en donde, de repente, todo parece vaciarse, acelerarse,
comprimirse, como en si en la vejez lo que sucede es poco interesante. Por lo
general en las biografías hay ese silencio, ese vacío. Como si uno se ausentara
de su propia vida.
Qué
difícil es la relación con nuestro organismo. Somos nuestro cuerpo, pero no
podemos evitar la sensación de ajenidad, de extrañeza, de rehenes de la carne”.
No
le gusta practicar la narrativa autobiográfica. Rosa siempre ha necesitado la
intermediación de un cuento para expresar sus alegrías y sus penas. "Los
personajes de ficción son las marionetas del inconsciente. No manejar bien el
equilibrio entre lo ficticio y lo real, puede tener consecuencias devastadoras.
No es fácil saber dónde pararse, hasta dónde es lícito contar y hasta dónde no,
cómo manejar la sustancia siempre radioactiva de lo real. Ansío ser totalmente
libre de escribir; quiero volar; quiero alcanzar la ingravidez perfecta. Pero
hay ligaduras personales de las que no quiero desprenderme o no sé desprenderme.
La literatura o el arte en general, no pueden alcanzar esa zona interior. La
literatura se dedica a dar vueltas en torno al agujero, con suerte y con
talento, tal vez consiga lanzar una ojeada relampagueante a su interior. Ese
rayo ilumina las tinieblas, pero de forma tan breve que solo hay intuición, no
una visión. Y además, cuanto más te acercas a lo esencial, menos puedes
nombrarlo. El tuétano de los libros está en las esquinas de las palabras. Lo
más importante de las buenas novelas se agolpa en la elipsis, en el aire que
circula entre los personajes en las frases pequeñas”.
"John
Lennon: la vida es aquello que sucede mientras nosotros nos ocupamos de
otra cosa. Saber ser feliz es un conocimiento complicado. Cuando algo te ha
costado mucho, aprendes a apreciarlo.
La
insatisfacción de los humanos, ese querer siempre algo más, algo distinto, algo
mejor, es el origen de innumerables desdichas. Además la felicidad es
minimalista. Es sencilla y desnuda. Es un casi nada que lo es todo.
Todos
los humanos somos novelistas y, por consiguiente, dice Rosa: soy redundante porque
me dedico a escribir. Hago novelas cuyas peripecias no tienen que ver conmigo,
pero que representan fielmente mis fantasías. Ahora que con este libro he
intentado decir siempre la verdad, quizá haya terminado haciendo en realidad
mucha más ficción. Porque como dice Iona Heath: hallar sentido en el relato de
una vida es un acto de creación.
Siempre
pensé y lo he escrito alguna vez, que la vejez es una edad heroica. Pero ahora
intuyo que con la edad podemos aprender a escribirnos mejor: a fin de cuentas
la novela es un género de madurez.
Según
estudios realizados en los últimos años la felicidad dibuja una forma de U a lo
largo de la vida. Es decir, hombres/mujeres de todas las sociedades dicen
sentirse más felices en la juventud y en la vejez, mientras que el momento más
difícil de la existencia está entre los 40/50 años"
Un libro muy interesante, que atrapa en su lectura y que te abre una línea biográfica de investigación sobre la figura de una increíble científica, Marie Curie. Un texto muy largo el que os he colocado, siempre llevada en mi ánimo de informar y de animaros a que leáis, como dicen los ortodoxos en literatura: un libro a la semana. Y por supuesto amigos: Volveré... (Coral).
Un libro muy interesante, que atrapa en su lectura y que te abre una línea biográfica de investigación sobre la figura de una increíble científica, Marie Curie. Un texto muy largo el que os he colocado, siempre llevada en mi ánimo de informar y de animaros a que leáis, como dicen los ortodoxos en literatura: un libro a la semana. Y por supuesto amigos: Volveré... (Coral).
SOLAMENTE HE LEÍDO ENTRE LINEAS, NO PUEDO HACER NINGÚN COMENTARIO,NO OBSTANTE ME PARECE MUY INTERESANTE .YA TE DIRÉ, DE TODAS MANERAS SERA INCREÍBLE POR TU PARTE BESOSSSSS
ResponderEliminarTe animo a que leas el libro, es muy interesante. Besitos Wences.
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